Estela turbulenta (I)

La presión bajo las alas (intradós) es superior a la presión sobre ellas (extradós). Esta diferencia de presiones, además de producir la sustentación, hace que el aire del intradós tienda a ir hacia las zonas de menor presión del extradós, rodeando el extremo de las alas. Ahí es donde ambos flujos de aire entran en contacto, produciendo los torbellinos marginales. El trabajo por unidad de tiempo (potencia) necesario para mover este aire es la causa de la aparición de la resistencia inducida. Además, al encontrarse en el borde de salida del ala la corriente de aire que fluye por arriba con la que fluye por debajo, la mayor velocidad de la primera deflecta hacia abajo a la segunda haciendo variar ligeramente el viento relativo, y este efecto incrementa el valor de la resistencia inducida.

 

Los vórtices existen en la estela de todas las aeronaves, pero son especialmente violentos cuando provienen de aviones de reacción de grandes dimensiones y de fuselaje ancho. El máximo exponente en aviación civil son los Boeing 747 y los Airbus A380.

 

 

 

Estos vórtices son dos masas de aire cilíndricas que giran en sentido contrario, y que forman una estela detrás de la aeronave.

 

Los vórtices representan el mayor peligro para las aeronaves que siguen a la que los engendra durante el despegue, el ascenso inicial, la aproximación final y el aterrizaje.

 

Los torbellinos marginales y la estela generada en el borde de salida del ala (downwash) tienden hacia abajo y, cuando se encuentran junto al suelo, hasta una altura aproximadamente igual a su envergadura, se desplazan lateralmente con respecto a la trayectoria de la aeronave que los genera, rebotando a veces hacia arriba y reduciendo drásticamente la resistencia inducida. Ello implica que el ángulo de ataque efectivo aumente y se incremente la sustentación. Además, el aire atrapado entre el ala y el suelo se comprime, con lo que la diferencia de presiones entre extradós e intradós es mayor y el efecto global es otro aumento de sustentación.

 

Los tres efectos principales de la estela turbulenta en la aeronave que sigue son el balanceo inducido, la pérdida de altura o de velocidad ascensional y, posiblemente, los esfuerzos estructurales.

 

El peligro más grave para una aeronave que penetre en la zona de estela turbulenta lo constituye el balanceo inducido, cuando su violencia sobrepasa la eficacia de sus mandos para contrarrestarlo.

 

Cuando el encuentro con la estela turbulenta se produce en el área de aproximación su peligro es mayor, puesto que la aeronave que sigue se encuentra entonces en una fase crítica con respecto a velocidad, empuje, altitud y tiempo de reacción.